miércoles, 4 de marzo de 2020

Las dos y él.


Tenerla cerca, para él, era poder recordarla, sentirla cerca como antaño, cuando eran las dos y él. La volvía a sentir como hacía tiempo que dejó de hacerlo, sus manos, su rostro, su perfume… todo estaba de nuevo presente ante él.

Luego estaba la número dos, la amiga inseparable, también atractiva, con su toque extranjero que la hacía especial para él, la que fue su apoyo cuando ella se marchó con un billete de ida y una vuelta sin fecha, la que prefirió el amor de una amistad antes que el de él, abandonándolo con la vuelta de ella tras seis meses sin saber de su existencia.

La número dos, la que había removido toda su mente al volver a aparecer aquella tarde, con una llamada  a su teléfono, ignorada por no saber cómo afrontar la conversación, la cual se desarrolló a través de mensajes con los que él se siente a gusto, pues no tiene que expresar la emoción de añoranza hacia esa persona,  el sentimiento de rabia por haberle dejado, la ira por permitir que ella se largara para siempre. Al final cedió, y el encuentro con la número dos se realizó. Solo sería un desayuno, nada más que comer algo ligero y hablar. Ambos sabían cuál sería el tema principal, siempre después de saber sobre sus vidas después de siete años de desconexión entre los dos. Y al final surgió ella, siempre salía ella en cada momento, en cada conversación, como algo imposible de ignorar, pues ella los había presentado, por ella se habían conocido íntimamente y por ella dejaron de mantener el contacto.

Las horas pasaban y la conversación no terminaba, en contra del tiempo, él temía acabar el tiempo sin dar fin a la conversación, lo que daría lugar a una segunda cita de reencuentro en la que el tiempo ya no sería de importancia, pues no tendría valor alguno para ellos. Lo temido sucedió y el tiempo dejó una conversación a medio acabar, provocando un despertar de nerviosismo en él, intuyendo el final de la conversación.

De nuevo el tiempo pasó, y la número dos esperó en su hotel hasta la aparición de él. El tiempo pasó y  la conversación se retomó donde aquella mañana se había interrumpido, pero ahora, ella lo sabía y él lo anticipó en sus pensamientos, sobraba todo el tiempo que abarcaba la noche y las primeras horas de la mañana, cuando en pocos minutos la conversación sobre ella daba a su fin. Tras ella, su mejor amiga y el amor de él, la conversación se derivó a miradas, nervios, consuelos y recuerdos entre ambos, añoranzas por las dos partes hacia la otra persona, risas y reproches de porqués.

Ahora era el turno de saber por qué se había acabado su historia, cómo se habían desentendido el uno del otro. La número dos contó su historia, la misma que sospechaba él, de oídas de terceras personas, comunes y lejanas a ambos, pero con rumores tan ciertos como creíbles. Con ello, volvió a derrumbarse, a caer en un pozo oscuro lleno de tristeza y soledad, y de nuevo, allí estaba, la mejor amiga de ella, la número dos, en quién se apoyó y de quien se enamoró la primera vez que así se sintió. Como la primera vez, ella se acercó y él se dejó envolver entre sus brazos para recibir el consuelo que necesitaba. Volvieron a sentirse como hace años, los dos solos, sin nadie más alrededor que pudiera juzgarlos, y como en su primer encuentro, volvió a ocurrir. Tras un abrazo lleno de sensaciones y sentimientos, de miradas de deseo y añoranza, volvieron a juntar sus labios. La primera vez fue durante unos segundos, para saber las posibles consecuencias de aquello, lo que les llevó a una segunda, esta vez más larga, pasional y temida. Ambos cuerpos se desnudaron, una vez más, frente al otro. Sus dos mentes volvieron a encontrarse, a sentirse como hace años, permitiéndoles viajar hacia atrás en el tiempo para revivir su amor, la pasión entre ambos, su reencuentro.

Aun tumbados en la cama, la mañana se comenzaba a despertar ante ellos, de la misma forma que los rayos del sol se habían despedido de ellos, ahora volvían para despertarlos, al menos a ella, a la número dos, que aún seguía dormida con su brazo rodeando el cuerpo de él quien apenas había dormido durante la noche, analizando lo ocurrido y el mal que había hecho esa noche, pues ahora tenía un nuevo mal sentimiento dentro de él, pues había engañado a su actual pareja, en quién confiaba y a quién había traicionado por unos recuerdos del pasado.

La mañana continuó con él saliendo de aquella habitación de hotel sin despedirse de ella, la número dos.

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