Tenerla cerca, para él,
era poder recordarla, sentirla cerca como antaño, cuando eran las dos y él. La
volvía a sentir como hacía tiempo que dejó de hacerlo, sus manos, su rostro, su
perfume… todo estaba de nuevo presente ante él.
Luego estaba la número
dos, la amiga inseparable, también atractiva, con su toque extranjero que la
hacía especial para él, la que fue su apoyo cuando ella se marchó con un
billete de ida y una vuelta sin fecha, la que prefirió el amor de una amistad
antes que el de él, abandonándolo con la vuelta de ella tras seis meses sin
saber de su existencia.
La número dos, la que
había removido toda su mente al volver a aparecer aquella tarde, con una
llamada a su teléfono, ignorada por no
saber cómo afrontar la conversación, la cual se desarrolló a través de mensajes
con los que él se siente a gusto, pues no tiene que expresar la emoción de
añoranza hacia esa persona, el
sentimiento de rabia por haberle dejado, la ira por permitir que ella se
largara para siempre. Al final cedió, y el encuentro con la número dos se
realizó. Solo sería un desayuno, nada más que comer algo ligero y hablar. Ambos
sabían cuál sería el tema principal, siempre después de saber sobre sus vidas después
de siete años de desconexión entre los dos. Y al final surgió ella, siempre
salía ella en cada momento, en cada conversación, como algo imposible de
ignorar, pues ella los había presentado, por ella se habían conocido íntimamente
y por ella dejaron de mantener el contacto.
Las horas pasaban y la conversación
no terminaba, en contra del tiempo, él temía acabar el tiempo sin dar fin a la conversación,
lo que daría lugar a una segunda cita de reencuentro en la que el tiempo ya no
sería de importancia, pues no tendría valor alguno para ellos. Lo temido sucedió
y el tiempo dejó una conversación a medio acabar, provocando un despertar de nerviosismo
en él, intuyendo el final de la conversación.
De nuevo el tiempo
pasó, y la número dos esperó en su hotel hasta la aparición de él. El tiempo
pasó y la conversación se retomó donde
aquella mañana se había interrumpido, pero ahora, ella lo sabía y él lo
anticipó en sus pensamientos, sobraba todo el tiempo que abarcaba la noche y
las primeras horas de la mañana, cuando en pocos minutos la conversación sobre
ella daba a su fin. Tras ella, su mejor amiga y el amor de él, la conversación
se derivó a miradas, nervios, consuelos y recuerdos entre ambos, añoranzas por
las dos partes hacia la otra persona, risas y reproches de porqués.
Ahora era el turno de
saber por qué se había acabado su historia, cómo se habían desentendido el uno
del otro. La número dos contó su historia, la misma que sospechaba él, de oídas
de terceras personas, comunes y lejanas a ambos, pero con rumores tan ciertos
como creíbles. Con ello, volvió a derrumbarse, a caer en un pozo oscuro lleno
de tristeza y soledad, y de nuevo, allí estaba, la mejor amiga de ella, la
número dos, en quién se apoyó y de quien se enamoró la primera vez que así se
sintió. Como la primera vez, ella se acercó y él se dejó envolver entre sus
brazos para recibir el consuelo que necesitaba. Volvieron a sentirse como hace
años, los dos solos, sin nadie más alrededor que pudiera juzgarlos, y como en
su primer encuentro, volvió a ocurrir. Tras un abrazo lleno de sensaciones y
sentimientos, de miradas de deseo y añoranza, volvieron a juntar sus labios. La
primera vez fue durante unos segundos, para saber las posibles consecuencias de
aquello, lo que les llevó a una segunda, esta vez más larga, pasional y temida.
Ambos cuerpos se desnudaron, una vez más, frente al otro. Sus dos mentes volvieron
a encontrarse, a sentirse como hace años, permitiéndoles viajar hacia atrás en
el tiempo para revivir su amor, la pasión entre ambos, su reencuentro.
Aun tumbados en la
cama, la mañana se comenzaba a despertar ante ellos, de la misma forma que los
rayos del sol se habían despedido de ellos, ahora volvían para despertarlos, al
menos a ella, a la número dos, que aún seguía dormida con su brazo rodeando el
cuerpo de él quien apenas había dormido durante la noche, analizando lo
ocurrido y el mal que había hecho esa noche, pues ahora tenía un nuevo mal
sentimiento dentro de él, pues había engañado a su actual pareja, en quién
confiaba y a quién había traicionado por unos recuerdos del pasado.
La mañana continuó con
él saliendo de aquella habitación de hotel sin despedirse de ella, la número
dos.
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