sábado, 22 de diciembre de 2018

Tristeza & Soledad, separadas inseparables.


El día comenzado como cualquier otro, la misma hora se marcaba en el reloj, ella dormía a su lado, el frío mañanero se hacía notar en la habitación… para todos aquel día empezaba de la misma manera, excepto para él, quien sin saber por qué, esa misma mañana se había despertado con una sensación extraña, una sensación que desde hace meses creía desaparecida de su cuerpo, de su mente, de su corazón.

Como de costumbre aguantaba en la cama, sin querer despertar a la otra persona, dándole tiempo a dormir, a descansar. Aprovechando ese largo rato para pensar en esa antigua sensación que le volvía a invadir, a la cual culpaba de su actual estado de ánimo, de su continua forma de actuar y de pensar. No quería seguir sintiéndose de esa manera, pero por más que intentaba luchar contra ella, ésta más se apoderaba de él, provocando una lucha constante, más dura y cada vez más perecedera, en la cual se veía más vencido, solo con la suficiente fuerza para no mostrar esta lucha al exterior, no sacarla de donde hacía tiempo se escondía
.
El tiempo seguía pasando, y la sensación cada vez le conquistaba más y más. El movimiento de ella a su lado, sus buenos días, hicieron que por fin pudiera despegarse de su mente. Ahora le tocaba usar la poca fuerza que tenía para engañarla a ella, la persona con la que llevaba meses compartiendo su vida, engañarla porque no quería que fuera partícipe de su malestar, sin tener ganas de tener que compartir con ella su asquerosa sensación.

El día pasó y la noche llegaba a ocupar todo el terreno celeste. Esta noche sería diferente a las que acostumbraba a pasar. Hoy dormiría solo, sin nadie al otro lado de la cama. A pesar de saber que ninguna persona ocuparía el otro lado de la cama, sabía perfectamente que no dormiría solo, al menos durante un rato, el tiempo que sus pensamientos mañaneros dieran por finalizada su labor y le dejaran descansar. Pero fue en vano, como la mayoría de noches en las que dormía solo, su malestar le invadió con gran fuerza, derribándolo casi en el primer golpe asestado, pero esta vez no venía sola aquella sensación mañanera, esta vez, la tristeza venía acompañada de soledad, una antigua conocida que junto a la tristeza llevaban tiempo sin visitarle.